martes, 6 de noviembre de 2007

Nostalgias de un Hombre Perdido en el Tiempo

Cuando Todos se Vayan

A Eduardo Molina Ventura









Cuando todos se vayan a otros planetas

yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo el último vaso de cerveza,
luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.

Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echárme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.

Ccomo una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de maleza
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.



· ¿Cuando todos se vayan? ¿Por qué no volver a la vieja casa abandonada junto al árbol que adorna el jardín? Cuando el abundante edificio de concreto y vidrios eternos ya no sirva, cuando las oficinas cesen el constante ir y venir de hombres tras sus cubículos, es el momento en que podremos volvernos a nuestra raíz de hombre e intentar recuperar algo de naturaleza.

· Aquellos que vimos la hermosura en cada creación de nuestro mundo, no necesitaremos irnos a otros planetas, al fin se irán todos ellos que contaminan el suave pétalo de la rosa, autoexilio harán esos que ensucian la belleza del cielo azul con azufre quemado. Entonces podremos salir a vivir.

· Maldito el mundo que no te deja pensar, cada momento es un segundo para la producción, era hora ya que se marcháse para poder salir a caminar por el dulce bosque, y regresar a la casa cuando se haga de noche, eso es plenitud.



Nicanor Parra y el Reinado de la Rebeldía

Acontecían los años de guerra, y en Chile un pintoresco poeta publicaba uno de sus primeros poemas: Sinfonía de Cuna; inmediatamente los salones aristocráticos y palacios criollos se inundaron de amarga indignación, unos le llamaron escritor perverso, otros calificaron su poesía como efímera, y cerrando sus ojos ante la realidad decían “esta obra no se nutre de la realidad del hombre” como relata Federico Schopf. Era la hora, en 1941 Nicanor Parra cambiaría la historia de la lírica universal; nadie como él logrará pasar de renegado a rey. Su entrada triunfal es un producto de oportunidades y aciertos, suertes y talentos, ayudado de la forma más controversial por otro de los grandes: Pablo Neruda, hoy relataremos la transición Parriana como consecuencia del factor Nerudiano. Nos hundiremos en los momentos más críticos de la carrera del poeta, para terminar en su salida a la luz.

Para 1910, solo la clase alta chilena gozaba de la cultura, sin embargo a medida que avanzaba el siglo XIX las oportunidades de educación para hombres de estrato social medio y bajo iban creciendo, y a momento que iban conociendo la poesía, veían la hipocresía de los escritos del vanguardismo nacional, como “niñitos ricos” relataban una realidad que no les pertenecía y la adornaban con dulces palabras: ¡Que mayor indignación para un pobre, que el jefe de su padre obrero le relate como es el vivir de los desposeídos!. Por otro lado la burguesía y aristocracia chilena, buscaban con la lírica, mostrar una belleza en la pobreza, ocultando sus abusos e intentando mantener su imagen de angelicales empleadores, pues más que nadie, ellos sabían que la literatura era el retrato más fiel que se puede hacer de la sociedad.

La crudeza de Parra para hacer arte escrito eran tan solo comparables con los grandes naturalistas de la primera mitad del siglo XX, incluso porque no decir que él acoge las ideas de las obras de Edward Bello o Baldomero Lillo y las impregna en sus poemas; sin embargo esta brillante idea tan solo le haría poseedor de las mismas críticas que le habían hecho en tiempos pasados a estos dos hombres ya mencionados, fue considerado un loco rebelde, que en sus obras no aportaba más que odio a un tiempo en que la guerra y la violencia nazi eran conversación de todos los días. No tenía oportunidad alguna de entrar a la poesía, pero de forma indirecta, otro famoso de nuestros poetas con su error, abriría las puertas a un Nicanor anarquista de entre los suyos.

Nadie sabe los motivos, pero Neruda en su obra Residencia en la Tierra, ocupó (de forma muy tímida) términos soeces, frases hechas y palabras del ciudadano común, bajándose de la nube de oro en que residía para contentar a estos nuevos lectores: los hombres del bajo pueblo; dejando a éstos, ávidos de nuevas obras que fotografiaran la realidad a la que estaban sometidos día a día, pero este escritor cometió el peor de los errores, en su obra las uvas y el viento, que precedía a la anteriormente mencionada, volvía a esa poesía "aniñada", se unía a los aristócratas por segunda vez, para relatar bellos días en bellos lugares durante bellos tiempos, en simples palabras “más de lo mismo”. Menuda decepción para los ciudadanos, podríamos decir como en coloquial chileno “los dejó con gusto a poco”, se sintieron desamparados, pues un día quien los acogió en sus escritos, ahora les traicionaba con versos que más parecían un mundo de fantasía, que la propia realidad. Entonces el maltrecho Parra, cuya primera obra fue tan opacada por la crítica, tenía una opción, para ese entonces la guerra se había acabado, y tras un conflicto cruento y destructivo los escritores chilenos quedaron desorientados, el pueblo decepcionado y los aristócratas ignorados.

Entonces en 1954 publica su segunda obra poemas y antipoemas, tomando todos los aspectos por los que hoy se le reconoce: muestra una violencia para con el lector, ocupa frases hechas, palabras del hablar cotidiano, se opone fieramente al carácter poético tradicional; todo esto hace que los escritores sin rumbo fijo encuentren nuevamente un camino que seguir, los ciudadanos comunes y corrientes se aferran a los escritos, ya que finalmente encuentran arte que los represente, que diga un poco de ellos en cada una de las frases escritas. La aristocracia para ese entonces ya había perdido peso decisorio, la guerra había devastado sus riquezas en el extranjero, la economía estaba en su más honda crisis y no podían mirar hacia el estado social, sino que solo a sus propios negocios.

De modo que con el apoyo tanto de la sociedad como de los escritores, la ausencia de la crítica aristócrata y, la concordancia de su emotividad respecto de los tiempos vividos, Nicanor Parra encontró un espacio no solo en la literatura chilena, sino que en la mundial. Su capacidad única para plasmar el sentimiento colectivo en la poesía, su afinidad para acercarse a través de las letras a las clases menos educadas de nuestra nación, permiten que no podamos ignorar tal genialidad. Es increíble como el “demente Parra” de 1941, ya para los años 60 sea considerado todo un genio de la literatura, quizás es verdad ese viejo dicho “en la locura está la genialidad”, pues no hay mejor ejemplo que el sello antipoético de nuestro autor nacional.

Agradezco a Federico Schopf y Pedro Lastra por sus increíbles estudios de la historia Parriana, además del completo análisis que hacen a la estructura poética de Nicanor. Sin sus textos, aquellos que no presenciamos toda esta revolución lírica, jamás nos hubiésemos dado cuenta de la genialidad de este gran autor.

Conquistadores Conquistados

Siglo XXI, y el común de la gente tiene impregnada en su mente la idea de la conquista Americana como la aniquilación de las costumbres indígenas venidas a reemplazar por la “civilizada cultura peninsular” del medioevo, pero ¿No es raro que bajo esta teoría tengamos una cultura tan diferente a la española? Aquí es donde surge una controversia en el tema de la historia de nuestras costumbres, ha llegado el momento que la gente configure su mentalidad, dejando de lado la imagen tradicional del indio escuchando al misionero que da la charla católica, para imaginar al indígena platicándole al español sus historias y costumbres, maravillándolo y haciéndole imitador de sus tradiciones.

Para el período del descubrimiento se da una dualidad en las artes humanas, la literatura y la historia se fusionan en las llamadas crónicas de indias, que serían las primeras manifestaciones literarias provenientes del nuevo mundo; aquí el hombre relata el paisaje americano como un paraíso de hombres buenos, dando una primera interpretación favorable a nuestro entorno.

Durante la expansión tenemos 2 crónicas de vital importancia representadas en 3 españoles de renombre: Cristóbal Colón a través de Fray Bartolomé de las Casas, y Hernán Cortés; el primero se conservará con el nombre de “diario a bordo” que es un relato totalmente objetivo de las condiciones que se dan en la navegación hacia el nuevo mundo y el posterior encuentro con los indígenas del lugar, no se dan mayores visiones ni interpretaciones por lo que podríamos decir que se trata de un documento de alto valor histórico pero carece del sentimiento humano que buscamos en los escritos. Posterior a ello en la conquista misma del territorio tenemos las crónicas del general español en sus cartas al emperador de España (mal llamado rey), estas son 5 y hablan de temas distintos pero que tienen un hilo relacionado con el desarrollo de sus acciones a través del tiempo; la primera fue perdida pero hace visión de su llegada, posterior a ella viene la segunda carta que trae adjunto un dibujo del plano de México y describe la maravilla del lugar en que se encuentra, con la siguiente hace referencia a la toma de Tenochtitlán, la cuarta y quinta hablan sobre el nuevo orden político español basado en ideas de la monarquía azteca y la española, con el fin de no entrar en un conflicto cultural directo con los indígenas.

Todas las cartas tienen 2 símiles, uno es la admiración de Hernán por el espíritu heroico de lucha que tienen los habitantes de esas tierras, que los españoles solo habían visto en iconos de la literatura épica española como el Cid campeador; el otro es como los indígenas eran capaces de llevar un culto religioso férreo y en su jerarquía que era mantener un equilibrio libre de excesos como los mostrados por la iglesia católica durante la edad media. De este modo, dejamos en claro que la posterior organización dada en tiempos de la colonia tendrá elementos indígenas de suma importancia, como la creación de las iglesias y las distintas órdenes religiosas, que tendrán un fin moralizante tal como lo plantea la religión azteca y lo imita la española; a su vez el espíritu militar azteca será transmitido a las fuerzas armadas de Europa, y se les ocupará como modelos a seguir, sobre todo el mismísimo ejército de la península ibérica en el momento en que Napoleón conquiste España, ya que la organización de resistencias armadas viene del ideal heroico presentado por algunas generales aztecas y sus tropas. Ahora después de todo, con total razón podríamos decir que los conquistadores fueron conquistados, claro que no mediante las armas, sino que con algo mucho más valioso: la belleza de las costumbres de un pueblo llamado a priori más atrasado, pero que tuvo que enseñar mucho a los civilizados europeos.

La Era del Deshumanismo

Al terminar un mundo y gestarse otro, la misión de la generación saliente es incorporar tradiciones del viejo al nuevo con el fin de rescatar el trabajo realizado por la humanidad a lo largo del tiempo, esto se lleva a cabo a través del traspaso “padre-hijo” mediante la educación familiar fundada en valores propios de la época; sin embargo se puede dar un grave problema, la generación víctima del cambio (o sea que en términos figurativos podríamos decir “los padres”) en el momento que están frente a la caída de un modelo y el levantamiento de otro, pueden quedar en constante vaivén, pues los parámetros con los que se han desarrollado a lo largo de su existencia ahora desaparecen y entonces se hace imposible seguir un rumbo fijo, es durante esta instancia en que el padre no puede heredarle a su hijo elementos de la cultura que él vivió, y éste último, alejado de los sabios consejos de una cultura más experimentada, no tendrá noción de porque busca un cambio, y entonces la creación de una nueva cultura se hace desastrosa, pues no se tiene conocimiento alguno del pasado, de lo que debe continuar y también renovar, entonces pretende escribir nuevas costumbres sobre las antiguas en completa ignorancia , terminando de forma abrupta y volcándose en forma contraria; es el momento en que la salvación puede propiciar su autodestrucción, así como el humanismo renacentista, que tras sus éxitos en la época moderna, fracasa de manera rotunda en la edad contemporánea.

Siglo V. bárbaros y católicos sumen al mundo occidental en un dogmatismo extremo, privando de absoluta libertad, razonamiento y corrientes antropocéntricas a los libres pensadores griegos y romanos; mueren miles, unos en las guerras de religiones, otros por el santo oficio, cuantos millones por la peste bubónica (la iglesia no permitió el uso de medicina y lo dejó en manos de Dios), centenares de asesinados por las bandas bárbaras que azotan los caminos. Miedo y odio se vivirán durante siglos en todos los rincones allá donde habita el hombre occidental, es la era de la postración científica, filosófica y artística, pero paso a paso pensadores y visionarios ya cansados de haber abandonado tanto al hombre por la figura de Dios, irán uniendo distintas corrientes y postulados para forjar una sola ideología: el humanismo.

Brillan nuevos tiempos en Europa, estamos a las puertas de una era de invenciones y descubrimientos: América y África, la imprenta, navegación, física y tantas otras. Siguiendo estos nuevos ideales, formulados en el ocaso del medioevo, durante la época moderna se lograrán un sinnúmero de éxitos: la emancipación de las naciones, abolición de la esclavitud, el derrocamiento de la monarquía, introducción de nuevos métodos de producción que desencadenarán las dos revoluciones industriales. El hombre moderno obtuvo un equilibrio entre lo enseñado por la cultura medieval y las para ese entonces “nuevas corrientes”, con esto consiguió a través de tres siglos llevar a cabo sus intenciones. No obstante el predecesor de esta era, el hombre contemporáneo, luego recibir un mundo de hombres libres en el que las ciencias y humanidades abundaban en las universidades, cometió el error más trágico y fatal de los tiempos, el no preocuparse de escuchar a sus padres los “modernos” (el término parece contradictorio pero hace alusión al hombre de la era moderna). Estos tampoco lograron transmitir las enseñanzas a sus hijos, pues ante una humanidad cada día más liberal, no lograron encontrar el rumbo tras haber vivido en una era mucho más conservadora de lo que ahora se les presentaba, perdiendo toda ruta y viéndose inválidos ante la posibilidad de integrar algunos de sus elementos a esta nueva forma de pensar, comenzaba la edad contemporánea.

Entramos a una época llena de excesos: el abuso del proletario que llevó a la llamada “cuestión social”, el crecimiento de la libertad y rebeldía en Europa que hará surgir su contrapuesta provocando el alzamiento de las autocracias, la sobreexplotación de los recursos naturales con fines bélicos que sustentarán el desarrollo de la primera y segunda guerra mundial además de los artefactos nucleares; la competencia económica excesiva a la que se somete el hombre, la cual provocará el aumento de los índices de suicidio y depresión; el sobrealza de la investigación científica que pondrá en segundo plano el estudio de las ciencias sociales, concluyendo con el apoco y descalificación de los desarrollos intelectuales en materias humanistas (en nuestra misma institución hoy se nombra a los alumnos del área humanista como estudiantes mediocres que se dedican a perder el tiempo, con el argumento de que se instruyen en algo que al mundo de hoy le es inservible).

Lo que inició como un humanismo liberador en los finales de la edad media, se fue trasgiversando de tal forma que hoy en pleno auge de la era contemporánea estamos frente a una realidad esclavizante y condicionante, totalmente opuesta a lo buscado con su formulación en el siglo XVI; así también lo postulan distintos filósofos de nuestra época, tal como Marx, que sitúa al hombre en una posición de esclavo de la sociedad misma, entonces el que un día se autoproclamó libre es ahora solo un súbdito de los condicionamientos económicos y sociales. Nietzsche propone al hombre completamente libre, no tendrá elemento alguno que le restrinja (el asesinato de Dios), esto le hará caer en la perdición de los vicios y excesos, acabándose a mano de su propia libertad, y con este pensamiento terminará transformándola en antagónica y enemiga de toda la humanidad (bajo estos postulados líderes como Hitler se aferraron y posteriormente alzaron sus ideologías) ; Darwin detiene el abuso de superioridad que se vive (el hombre para este tiempo ya ni siquiera se considera lo más importante, sino que TODO), nos plantea como un animal de los tantos otros que viven y tienen derecho a subsistir en la naturaleza en la que estamos contenidos, ya no somos tan libres, pues la misma naturaleza condiciona una variedad de aspectos de nuestra existencia y le debemos respeto, estamos en un craso error al mirar en menos lo que se hace día a día con el planeta y no tomarle importancia a las matanzas o contaminaciones, pronto como esclavos seremos azotados por los látigos de los fenómenos temporales y día a día estaremos en sufrimiento (es cosa de ver el mundo hoy, y lo que se le pronostica para mañana). Freud también integra otro elemento esclavizante, nuestra mente, es esta la que entre traumas y miedos nos infringirá daños permanente, producto de la poca preocupación por el estado emocional y el solo refuerzo de la parte intelectual.

Finalmente nos damos cuenta que nos liberamos solo para esclavizarnos una vez más, nuestra mente, naturaleza, sociedad y ansias día a día nos esclavizan, consecuencia de que hemos abandonado los estudios propios del hombre, dejando a la humanidad para después y solo preocuparnos del progreso e innovación material; debemos re-fundar el humanismo, tal como hombres de la época moderna se lo propusieron y alcanzaron el éxito, nuestra misión es formular corrientes de pensamientos que nos comprometen con el bien del hombre, y por sobre todas las cosas, con nuestras emociones.